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domingo, 30 de junio de 2013

Un poco de tango en Berlin


Maia Castro (de Uruguay) nos visitó, todo organizado por nuestra anfitriona Karin.

Primer sesión bicicletera






"La vida es como montar en bicicleta. Para mantener el equilibro hay que seguir pedaleando".
Albert Einstein.

Un viernes en Berlin


Hacia el Berggruen Museum.


 Apollinaire by Picasso.



 G. y G. frente a palacio.


Ge en la plaza.


Recordando a mis primos en las calles de Berlin.



 En una esquina te encontrás con esto. Un jardín para mi mamá.



Nostalgia del sol. Todavía no.



No sabemos qué, pero nos tienta igual.



Ya llegan nuestras bicis.

jueves, 27 de junio de 2013

Hoy jueves a las 19.30hs en CC de la Cooperación

 

yo la vi el jueves pasado, cuando todavía estaba en buenos aires.

ustedes veanla hoy, no hay desperdicio. Lloré.

Flojo almuerzo

Sin reloj, hacer una hora de cola mirando gente y looks, se puede pasar volando. Especialmente si estás esperando esto:




Mejor Dönner de Berlin.
Mustafa’s Gemüse Kebab

miércoles, 26 de junio de 2013

Instituto Iberoamericano de Berlin



Primer día amanecido en Berlin.
Primer día en el IAI (Ibero-Amerikanischen Institut):
lei Veladuras de María Teresa Andruetto.

Aquí les comparto un fragmento:

Me gusta hacer las veladuras y también los falsos acabados. Falsos acabados, así es como los llaman, porque se pinta para que parezca piedra, mármol o madera con sus vetas, sus manchas y cogollos... aunque no sean verdaderos a mí igual me gustan, hacen que después de mucho cubrir y sobar, todo quede al fin bastante bien.

No sé qué piensa usted, doctora, pero a mí se me hace que es también así la vida. Yo se lo dije una vez al doctor Freytes, cuando estaba allá en la Casa de Descanso: primero uno cubre todo y después va sobando de a poco lo que tiene soterrado, que es siempre lo que duele y hay que soliviar. Es de ese modo como se cubre lo que estaba expuesto, se acrecienta lo que le falta a uno, y llega al fin lo que se necesita. Por eso pienso algunas veces que si pudiera hacerme yo misma a mí unas pátinas como éstas que les hacemos a los ángeles, si pudiera pasarle pan de oro a lo que ha perdido el brillo, si al alma de uno le fuera bien hacerle veladuras, seguro que lo que duele se pondría opaco y no se sufriría más.

Me gustan estos menesteres, porque se cubre lo que está debajo pero igual se ve. Es lo que pasa con lo que está velado: se ve mejor que cuando queda expuesto.
Una vez que recompongo y acomodo lo que se ha deshecho, paso el pan de oro y luego cubro con betún. Se llama betún de Judea y es lo que me dan acá en San Salvador, para que tape las imágenes y lo que es nuevo se vuelva viejo y se cubra lo que estaba roto.

Cuando se seca lo que he pintado, lo sobo bien para que quede apenas un poco, para que no se cubra por completo, porque es así como se ve mejor. Todo esto que he aprendido a hacer, estas veladuras, son nomás para que lo nuevo se vuelva viejo, como los ángeles de la Capilla.

No sé qué piensa usted, pero a mí me parece que es al revés de lo que pasa en la vida, donde el dolor que a uno le ha sucedido antes, y antes de antes, parece que naciera siempre por primera vez.

domingo, 23 de junio de 2013

Avión


Si hacen click abajo pueden escuchar Ayer, encima de ese avión de Gonzalo Rojas:

Ayer, encima de ese avión que me trajo del otro lado, miré largo el piedrerío: cumbre y cumbre, abismo y más abismo. Pensé, ¡qué raro!, ¿Quién habrá inventado que somos necesariamente dos, los de aquí y los de allá? Por lo menos el Hado no lo dice. Límite, ¿qué será el límite? Mutilación, ¿qué será la mutilación?

VER VIDEO (http://palabravirtual.com/index.php?ir=ver_video.php&wid=295&p=Gonzalo%20Rojas&t=Ayer,%20encima%20de%20ese%20avi%F3n...)

BA0244

El viaje

Charles Baudelaire


I

Para el niño, enamorado de mapas y estampas,
El universo es igual a su vasto apetito.
¡Ah! ¡Cuan grande es el mundo a la claridad de las lámparas!
¡Para las miradas del recuerdo, el mundo qué pequeño!

Una mañana zarpamos, la mente inflamada,
El corazón desbordante de rencor y de amargos deseos,
Y nos marchamos, siguiendo el ritmo de la onda
Meciendo nuestro infinito sobre el confín de los mares.

Algunos, dichosos al huir de una patria infame;
Otros, del horror de sus orígenes, y unos contados,
Astrólogos sumergidos en los ojos de una mujer,
La Circe tiránica de los peligrosos perfumes.

Para no convertirse en bestias, se embriagan
De espacio y de luz, y de cielos incendiados;
El hielo que los muerde, los soles que los broncean,
Borran lentamente la huella de los besos.

Pero los verdaderos viajeros son los únicos que parten
Por partir; corazones ligeros, semejantes a los globos,
De su fatalidad jamás ellos se apartan,
Y, sin saber por qué, dicen siempre: ¡Vamos!

¡Son aquellos cuyos deseos tienen forma de nubes,
Y que como el conscripto, sueñan con el cañón,
En intensas voluptuosidades, mutables, desconocidas,
Y de las que el espíritu humano jamás ha conocido el nombre!


(fragmento)